Durante una sesión paralela del Congreso, el día 2 de diciembre, un panel de investigadores y cooperativistas exploró cómo están ayudando las cooperativas a mantener y promover la paz.

Om Devi Malla, vicepresidenta de la National Cooperative Federation de Nepal y directora del Consejo de Administración de la ACI (Nepal), moderó esta sesión y empezó explicando que el tema de la sesión coincidía con el ODS16.

Los panelistas analizaron el papel de las cooperativas en la lucha contra la violencia de género y propusieron oportunidades para mujeres y niñas.

Claudia Sánchez Bajo, investigadora del CESOT, Facultad de Economía de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), explicó que el trabajo sobre las cooperativas va más allá de actuar en beneficio de sus comunidades locales, en línea con séptimo principio cooperativo.

Las cooperativas pueden contribuir a una paz positiva y a evitar todo tipo de violencia en la comunidad. La Sra. Sánchez Bajo añadió: «La paz también puede verse como la búsqueda de la justicia social a través de la igualdad de oportunidades, la distribución justa del poder y los recursos materiales y la protección igualitaria de todos los ciudadanos».

La Asamblea General de la ONU siempre ha reconocido a las cooperativas como un elemento clave para la construcción de la paz.

«La paz, junto con el desarrollo y los derechos humanos, forman los tres pilares de la ONU».

La Sra. Sánchez Bajo explicó que las cooperativas al reducir la pobreza contribuyen a aumentar la igualdad.

Maria Eugenia Pérez, presidenta del Comité de Equidad de Género de la ACI, presidenta de ASCOOP, directora del Consejo de Administración de la ACI, (Colombia) habló sobre el impacto que tuvo sobre las mujeres el conflicto armado.

Hizo referencia al conflicto armado de su país, que duró más de 70 años y explicó que el 72 % de las víctimas fueron mujeres. La Sra. Pérez explicó que el papel de las cooperativas iba más allá de la lucha contra la guerra.

«Las cooperativas deconstruyen la violencia estructural en las sociedades diarias», afirmó.

La Sra. Pérez habló del papel de las cooperativas en la construcción de la paz y el empoderamiento de las mujeres a través de la oferta de empleo, la participación económica igualitaria, el acceso a la tierra y la oferta de oportunidades de liderazgo.

También recordó que las cooperativas, como organizaciones centradas en las personas, dan prioridad al desarrollo humano, ayudan a fomentar el empleo y la resiliencia, promueven el trabajo digno y ofrecen formación.

Los delegados también pudieron escuchar a Mijung Jung, directora de la Asia Pacific Alliance for Disaster Management KOREA (A-PAD KOREA), que explicó cómo el movimiento cooperativo puede fortalecer a las personas y a las comunidades en tiempos de catástrofes.

La Sra. Jung explicó que perdió su casa en un terremoto y fue testigo del poder de las cooperativas en todos los ámbitos de la gestión de las catástrofes: mitigación, preparación, respuesta a situaciones de emergencia y recuperación.

La autoayuda y la cooperación pueden ayudar durante las situaciones de emergencia, mientras que la recuperación se basa en el apoyo y la participación social, en línea con los principios cooperativos.

La Sra. Jung explicó que, durante la pandemia, la iCoop de Corea empezó a proporcionar comida a 5000 niños de entornos desfavorecidos, distribuyó mascarillas a sus miembros y proporcionó ayuda cuando fue necesario.

«Esto es a lo que nos referimos cuando hablamos de autoayuda», afirmó.

Las cooperativas también están evaluando cómo hacer frente al cambio climático. Cuando un incendio forestal afectó a una de las provincias del país, las cooperativas proporcionaron ayuda a las comunidades afectadas y asesoramiento sobre los posibles daños fisiológicos.

«Vamos más allá de la solidaridad, con la vista puesta en la innovación».

Tras el terremoto de 2016, iCoop Corea también creó un manual sobre cómo responder a las catástrofes para concienciar a la población sobre cómo actuar cuando se producen estos incidentes.

Malena Riudavets, vicepresidenta de COCETA (España), habló de las cooperativas que luchan contra la violencia de género. En España, cada año mueren 50 mujeres a manos de sus parejas. La violencia de género también existe en el lugar de trabajo.

«No podemos permitir que esto continúe», dijo la Sra. Riudavets. También explicó cómo ella misma había sufrido discriminación en el ámbito laboral como joven ingeniera.

«Para eso están las cooperativas. Tenemos procesos de selección no discriminatorios, no hay diferencias salariales entre hombres y mujeres, establecemos dinámicas diferentes que favorecen la igualdad de género en la toma de decisiones», dijo.

La Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCOETA) realizó una encuesta en la que participaron 70 cooperativas y en la que se constató que muchas cooperativas españolas habían puesto en marcha planes de igualdad antes incluso de que la legislación obligara a ello.

Alrededor del 87 % de las cooperativas contaba con planes de prevención de riesgos y el 25 % de las cooperativas había diseñado planes contra el acoso y la violencia. No se reveló ningún caso de acoso laboral en las cooperativas encuestadas.

«La lucha contra la precariedad laboral es también una forma de combatir la violencia de género», afirmó.

«Yo me dedico a enseñar su trabajo a los futuros instaladores de electricidad. Son todos hombres, y espero que a ninguno de ellos le digan lo que me dijeron a mí una vez: “Que venga tu padre, no tú”». Trato de enseñar a mis estudiantes que las mujeres podemos trabajar en cualquier sector sin tener que sufrir discriminación simplemente por el mero hecho de ser mujeres».