Las empresas cooperativas están presentes en todos los sectores del mundo y comparten una identidad común a través de sus valores y principios. Estos valores y principios marcan la diferencia entre las cooperativas y los modelos de negocio tradicionales, ya que en las primeras, el control está en manos de los miembros y son ellos quienes hacen frente a los retos actuales de manera justa, igualitaria y equilibrada.
En el Congreso Cooperativo Mundial de 2021 de la ACI, los delegados debatirán sobre el significado de la identidad cooperativa en la práctica y analizarán cómo las distintas organizaciones refuerzan esta identidad y cómo se comprometen y viven con ella.
Por poner algunos ejemplos, la identidad cooperativa implica tener una marca cooperativa sólida, que muestre públicamente el compromiso de la organización con un mejor modelo empresarial centrado en las personas. Para algunas cooperativas, esto conlleva el uso de una marca cooperativa como parte de su diseño de marca. La marca cooperativa se presentó en la Conferencia Internacional de la ACI en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en 2013, como una nueva identidad visual para el movimiento cooperativo mundial y, actualmente, miles de empresas cooperativas en cientos de países del mundo la utilizan.
Pero, además de contar con una marca cooperativa sólida, las empresas cooperativas deben demostrar su identidad a través de sus acciones: mediante la gobernanza y las oportunidades educativas, y animando, apoyando y participando en los esfuerzos de base que permiten a las nuevas cooperativas crecer y florecer en regiones o sectores en los que el modelo cooperativo puede ser la solución a una necesidad concreta.
Todas estas ideas se debatirán en el Congreso Cooperativo Mundial que se celebrará en Seúl (República de Corea) en diciembre. En este Congreso, también se debatirá cómo puede estudiarse la identidad cooperativa a través del conocimiento del legado cultural y el impacto de esta herencia.
En 2016, la UNESCO reconoció a las cooperativas como un bien cultural inmaterial de la Humanidad, a partir de la solicitud que realizaron las empresas alemanas Hermann-Schulze-Delitzsch Society e.V. y Friedrich-Wilhelm Raiffeisen Society e.V. en nombre de sus miembros.
La «idea y la práctica de organizar intereses comunes en las cooperativas» se merecía un reconocimiento por parte de la UNESCO, ya que la idea mostraría una nueva faceta del bien cultural inmaterial, indicaron por aquel entonces. «[La cooperación] puede manifestarse en forma de autoorganización social, lo cual contribuye a estructurar la vida en todo tipo de grupos, comunidades e incluso sociedades completas. Al otorgar un reconocimiento a este elemento se demuestra claramente que el valor compartido de este bien cultural inmaterial se basa en la comunidad».
El movimiento cooperativo alemán cuenta con unos 20 millones de miembros (un cuarto de la población del país), y proporciona empleo a más de 860 000 personas. La decisión de la UNESCO supuso un reconocimiento importante a la dedicación mostrada por millones de trabajadores de cooperativas en todo el mundo. Este reconocimiento atrajo a más personas al modelo cooperativo y permitió demostrar que los miembros de cooperativas de todo el mundo comparten los mismos valores y principios cooperativos.
El Congreso Cooperativo Mundial supone una nueva oportunidad para fomentar el modelo cooperativo y reforzar el orgullo de la identidad cooperativa. Si analizamos la identidad cooperativa, podemos reforzarla, comprometernos con ella y vivirla, para garantizar que la cooperación sigue viva y se mantiene durante generaciones.
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El tema elegido para el Congreso Cooperativo Mundial es Profundicemos nuestra Identidad Cooperativa. En el marco de este tema, se evaluarán cuatro aspectos distintos para profundizar sobre cómo las cooperativas examinan su identidad, la refuerzan, se comprometen con ella y la mantienen viva. Más información sobre estos temas en las próximas revistas digitales, “Próxima parada: Congreso”.