La tercera sesión plenaria del Congreso Cooperativo Mundial contó con una mesa redonda sobre el compromiso de nuestra identidad cooperativa para lograr un cambio global positivo.

Giuseppe Guerini, vicepresidente del grupo de trabajo del G20 de la ACI y presidente de CECOP-CICOPA Europe respondió así a la pregunta sobre cómo identificar los desafíos a los que deben hacer frente las cooperativas: «Podemos luchar contra la exclusión y podemos tratar de reducir la pobreza. Tenemos la oportunidad de demostrar que podemos desempeñar un papel económico para los más desfavorecidos. Se trata de sostenibilidad, de cambio climático, de transformar la economía».

La tecnología digital, los cambios en la población y la migración nos hacen pensar en el futuro del trabajo, dijo el Sr. Guerini, y las cooperativas que trabajan en estas áreas pueden frenar la pobreza.

Las cooperativas son una amplia comunidad en busca del bien común, explicó Guerini; una comunidad que utiliza la tecnología para aportar un nuevo tipo de mutualidad y trabajo en equipo. El comportamiento en línea muestra el deseo de establecer relaciones y crear una red, y las cooperativas tienen los valores necesarios para lograrlo.

«No debemos tener miedo a la innovación ni a la tecnología. La tecnología digital puede ayudarnos a aumentar las capacidades de las cooperativas».

Las cooperativas deben compartir su riqueza de datos –«la energía del futuro»– para lograr el cambio, explicó.

Ana Aguirre, cofundadora y socia trabajadora de Tazebaez, una cooperativa internacional de trabajo en el ámbito de la educación surgida de la Mondragon Unibersitatea, y vicepresidenta de la Red de Juventud de la ACI Europa (España) explicó que las cooperativas podrían ser la respuesta a los temores de los jóvenes sobre el futuro del trabajo.

Estos temores no se refieren únicamente a la remuneración, sino que surgen del deseo de tener un trabajo «que nos permita ser mejores seres humanos, y que esté realmente conectado con los valores que defendemos».

Los jóvenes buscan un empleo que les permita emanciparse y ser autónomos y están «dispuestos a tomar las riendas».

Las cooperativas deben dar respuesta a esta necesidad reflexionando acerca de la idea de representación, indicó la Sra. Aguirre. «La mitad de la población mundial está compuesta por jóvenes, pero la mitad de esta sala no son jóvenes. La mitad de la población mundial son mujeres, pero la mitad de esta sala no son mujeres».

La Sra. Aguirre desafió al movimiento cooperativo a «predicar con el ejemplo» y a crear espacio para los jóvenes, para permitirles emprender y crear nuevas cooperativas.

Bill Cheney, miembro del Consejo de Administración de WOCCU Worldwide Foundation y presidente de Schools First FCU en California (Estados Unidos) afirmó que las cooperativas pueden abordar «las desigualdades económicas, sociales y digitales», que suelen provocar las barreras sistémicas en el sistema financiero y la educación de calidad.

Las cooperativas de crédito tienen un papel fundamental en este ámbito, indicó. «La gente también debería poder elegir una institución sin ánimo de lucro en la que poder formar parte de la solución… Los bancos utilizan a las personas para ganar dinero, las cooperativas de crédito utilizan el dinero para ayudar a las personas».

Las cooperativas de crédito ayudan a superar las barreras sistémicas y racistas existentes en los servicios financieros. Para evitar estas barreras, las cooperativas de crédito no utilizan las calificaciones crediticias que excluyen a distintos grupos sociales.

El Sr. Cheney añadió que según el principio 6: cooperación entre cooperativas, las cooperativas de crédito hacen algo que no hacen los bancos corporativos: colaborar entre ellos para encontrar soluciones a los problemas sociales. Para ilustrarlo, el Sr. Cheney presentó el ejemplo de unas cooperativas de crédito de California que trabajan conjuntamente para proporcionar educación financiera a los jóvenes.

Pauline D’Amboise, secretaria general y vicepresidenta de Gestión y Desarrollo Sostenible del grupo Desjardins (Canadá), afirmó que la crisis climática y la pandemia han agravado las necesidades de las poblaciones más vulnerables.

«Hablamos de transición energética», dijo, «pero deberíamos hablar de transición energética y social porque esta transición tendrá que ser justa. Tendrá que tenerse en cuenta el impacto que tiene esta transición en los trabajadores y sus comunidades».

Los riesgos van desde la ciberseguridad a la «polarización o el cinismo y la falta de confianza hacia las instituciones».

La Sra. D’Amboise explicó que hay marcos globales, como los ODS de la ONU, que permiten a las cooperativas «unir sus fuerzas para encontrar soluciones a diferentes desafíos para lograr el bien común».

La Sra. D’Amboise presentó el ejemplo del Centro de Investigación sobre Economía Circular del grupo Desjardins, en el que «los emprendedores digitales y los investigadores trabajarán juntos para encontrar las soluciones por sector, fomentar la economía circular y los modelos empresariales».

Se pidió a los panelistas que relacionaran estas ideas con la identidad cooperativa.

El Sr. Guerini afirmó que la identidad puede aportar significado y conexión a medida que la tecnología sigue cambiando la vida de las personas. «Debemos mantener la conexión, el vínculo con una idea», explicó.

Las redes cooperativas pueden dar respuesta a las crisis: por ejemplo, las cooperativas de Italia han ofrecido oportunidades de atención, formación, empleo, inclusión y emprendimiento a los inmigrantes, lo cual permite suplir el «fracaso» de la Unión Europea en la gestión de la migración.

El Sr. Cheney explicó: «Cuando una persona se incorpora a nuestra institución, necesita al menos una semana para entender quiénes somos como institución, y descubrir que no somos simplemente otro banco, sino que somos diferentes».

Esta diferencia la marcan el compromiso con la inclusión de los jóvenes, la reducción de las desigualdades que afectan a los miembros y el impulso de una gobernanza inclusiva desde los cimientos de la institución.

La Sra. Aguirre explicó que las cooperativas van por buen camino porque se «basan en las comunidades globales… internacionales, multigeneracionales y con una amplia diversidad cultural».

«Los mejores años de las cooperativas están por llegar», dijo.

La Sra. D’Aboise afirmó que todos los trabajadores de Desjardins reciben formación sobre los valores cooperativos, y subrayó que «debemos trabajar siempre por el interés de nuestros clientes y miembros, para apoyarlos en su autonomía financiera».

La Sra. D’Aboise reiteró el compromiso del grupo Desjardins con la diversidad y la inclusión, así como su trabajo hacia la equidad de género. Por último, recordó que entre las medidas prácticas para reducir las desigualdades se encuentran los programas de microfinanciación para particulares y emprendedores.