Sesión de apertura 3.5 – Comprometámonos con nuestra identidad… para afrontar las crisis con solidez – Sangyoun Lee (profesor de la Universidad Sungkonghoe de Corea) pidió a los delegados que reflexionaran sobre tres cuestiones fundamentales. ¿Cómo superan las cooperativas los tiempos de crisis, como la COVID-19? ¿Qué deberíamos seguir haciendo en el futuro? ¿Y cómo refuerzan estas acciones la identidad cooperativa?
Giuanluca Salvatori, de Euricse, presentó el World Cooperative Monitor, cuya décima edición se publicó el martes 30 de noviembre. Este Monitor, publicado por Euricse y la ACI, constató que las cooperativas se han recuperado rápidamente de la pandemia, y que durante la crisis han abordado los problemas sociales de distintas formas: han prestado servicios de emergencia, realizado actividades para los miembros y las comunidades, fortalecido las comunidades locales y fomentado las innovaciones empresariales, entre otras acciones.
Sin embargo, advirtió que ni la COVID-19 ni la crisis financiera de 2008 han sido «habituales». «No se trata únicamente de crisis dentro de un sistema, sino de crisis del propio sistema, porque han cuestionado profundamente un modelo económico basado en la maximización del beneficio, por un lado, y la minimización de la sociedad civil, por otro», señaló.
Salvatori añadió queen los últimos años de la crisis las empresas accionistas han cambiado de postura y ahora hablan de responsabilidad social. «Las cooperativas ya no son las únicas que asumen la tarea de combinar la misión económica y la misión social. Todas las empresas se enfrentan hoy día al imperativo de mostrar su impacto social y medioambiental», señaló.
No obstante, considera que las cooperativas pueden poner el listón más alto, y deben desarrollar sus propias métricas para demostrar que «son diferentes y cumplen mejor los objetivos sociales y medioambientales».
«Tenemos que crear nuestro propio modelo de interpretación y medición del impacto social, en lugar de someternos al modelo adoptado por las empresas accionistas tradicionales», añadió.
Minsu Kang, director del Seoul Cooperative Support Center, habló de cómo han respondido las cooperativas coreanas a la crisis, y destacó su capacidad de recuperación. Las cooperativas «creen en la dignidad de la humanidad, que nos une y nos hace más fuertes».
Se refirió a la campaña de regulación de empleo «Zero», que hizo que 231 empresas de economía social se comprometiesen a no despedir a una sola persona. A ello contribuyó un fondo de emergencia de 630 millones de wons coreanos, que se emplearon para ayudar a las distintas organizaciones a pagar sus alquileres. También contó que las cooperativas y la sociedad civil prestaron ayuda de emergencia a Daegu, la primera región sacudida por la COVID-19, y que las cooperativas colaboraron para crear productos que pudieran vender conjuntamente en los momentos de escasez provocados por la pandemia.
Continuó explicando que la COVID-19 ha supuesto una oportunidad magnífica para que la sociedad cambie de rumbo. «Las corporaciones son diferentes a las cooperativas, pero creo que todas las empresas, todas las organizaciones, deben cambiar; y creo que la COVID-19 puede servir de catalizador para ese cambio: el movimiento cooperativo puede ser quien lo lidere».
Lucía Lacuesta, del País Vasco, compartió la experiencia personal de su cooperativa en la lucha contra la COVID-19, y se refirió a la brecha generacional que ha vivido como joven de 22 años. La Sra. Lacuesta está cursando el último año de un grado de emprendimiento en equipo con la Universidad de Mondragón, un modelo educativo alternativo basado en el aprendizaje a través de la práctica. «Para mí, la mejor experiencia de aprendizaje es ser responsable de mis propios éxitos y fracasos», explicó, y describió una aplicación de educación sexual para Corea que ella y sus compañeros crearon durante la pandemia.
También destacó la importancia de la diversidad en las cooperativas y expresó su frustración por la poca información que hay a disposición de los jóvenes. El cooperativismo «no es atractivo ni claro para la gente de mi generación», señaló. «La juventud es muy importante para el futuro del cooperativismo, pero también debería serlo para el presente. Hay que abrir las puertas del cooperativismo a los jóvenes e iniciar un diálogo intergeneracional desde ambas partes».
También desde el País Vasco participó Iñaki Nubla, director de KONFEKOOP, la confederación de cooperativas de Euskadi. Durante la pandemia, KONFEKOOP ha prestado apoyo a sus miembros a través de una línea telefónica directa y una dirección de correo electrónico para hablar con sus cooperativas miembros, teniéndolas informadas y ayudándolas a acceder a financiación. Añadió que las cooperativas del País Vasco han mantenido los puestos de trabajo durante la crisis, en ocasiones teniendo que modificar la producción para responder a las necesidades de sus miembros.
Younghyang Kim, presidenta de Dure Consumer’s Cooperative Union, una de las cuatro cooperativas de consumo más importantes de Corea, presentó a su organización: un grupo regional de cooperativas de consumo que se dedican a actividades de base. Destacó que Dure «fomenta la unión de productores y consumidores para que haya una comunicación directa, lo que les permite visualizar un futuro sostenible juntos». Esto incluye vínculos internacionales de importación, como los que tienen con Filipinas, Palestina o Timor Oriental.
La Sra. Kim subrayó que, durante la pandemia, Dure demostró su solidaridad internacional al enviar kits de emergencia (kits sanitarios y paquetes de primera necesidad) a los productores de estas zonas.
Eurocoop y el Congreso Cooperativo Mundial
Los delegados también escucharon las palabras de Todor Ivanov, que dirige las secretarías de Eurocoop y del Congreso Cooperativo Mundial, en las que analizó la repercusión de la COVID-19 en las cooperativas de consumo. El Sr. Ivanov habló del impacto de la pandemia en las actividades empresariales; la forma en que las organizaciones han cuidado de sus miembros, de sus consumidores y de la sociedad; el papel de la digitalización y los cambios en el comportamiento de los consumidores.
«Para las cooperativas de consumo, el cambio es obligatorio» concluyó. «El equilibrio es fundamental, al igual que la sostenibilidad y la responsabilidad. También debe haber un equilibrio entre lo digital y lo presencial, y las cooperativas tienen que consolidarse como las favoritas, no solo para gestionar la crisis, sino también para liderar la recuperación».