Ela Bhatt, una organizadora de cooperativas con una amplia experiencia, fundadora de la organización Self-Employed Women’s Association of India (SEWA) pronunció un discurso durante la sesión plenaria sobre el compromiso con la identidad cooperativa para lograr un cambio positivo.
La Sra. Bhatt reafirmó su compromiso con la identidad cooperativa y lanzó un llamamiento para crear una «economía de apoyo» dirigida por mujeres y basada en el principio de las «comunidades de 100 millas» para garantizar la responsabilidad y la sostenibilidad. La Sra. Bhatt, explicó que el movimiento cooperativo está profundamente comprometido con el futuro de la humanidad «a través de la libertad y el autogobierno».
La fundadora de SEWA, que es también miembro fundadora de Elders –un grupo de líderes mundiales que trabajan por la paz, la justicia y los derechos humanos–, explicó que, desde la creación de SEWA en 1972, su vida ha girado en torno a la sindicalización y la organización de las trabajadoras pobres de la India en zonas rurales y urbanas.
Con la organización SEWA, descubrió que sus miembros querían liberarse de las garras de los prestamistas explotadores que cobraban un 10 % de intereses diarios, por lo que, en 1974, SEWA creó el primer banco cooperativo formado por mujeres, para dar respuesta a esta necesidad.
«El modelo cooperativo es una respuesta a la pobreza en cualquier país», explicó la Sra. Bhatt.
La relación con las mujeres miembros del banco permitió a SEWA conocer más de cerca sus vidas y, al investigar la causa del gran número de préstamos impagados, descubrió que 21 de las 50 mujeres a las que se les había concedido un préstamo habían muerto al dar a luz.
Como no existía ninguna red de seguridad sanitaria o social para las mujeres, SEWA decidió crear la suya propia, y creó cooperativas de seguros de salud y de vida.
«La cooperativa crea una identidad propia como colectivo y, a su vez, diseña la identidad individual de los miembros», dijo.
Para una productora de leche, ser miembro de una cooperativa le aporta un reconocimiento como trabajadora en la cadena de suministro, en lugar de ser una parte anónima de la mano de obra del país. La cooperativa le ofrece un estatus de productora y propietaria, con ingresos y dividendos. «[La cooperativa le permite] obtener visibilidad, voz y representación».
Esta labor, que convierte a las cooperativas en «organismos que preservan la paz y en agentes del cambio», resulta esencial en un momento en el que la pobreza está cada vez más extendida y el trabajo es fundamental para la vida de los pobres.
Además, Ela Bhatt añadió que el trabajo formal e informal es una falsa división del trabajo. «Todo trabajo es valioso», pero existe una enorme presión para fomentar solo los tipos de trabajo que sirven a la economía global, mientras que el resto se desestiman, ya que se consideran improductivos.
Las cooperativas tienen el deber de cambiar este concepto limitado del trabajo, dijo la Sra. Bhatt, y construir «una economía de apoyo».
Apoyarse los unos a los otros forma parte de la naturaleza de los seres humanos, indicó la Sra. Bhatt, y puede crearse una «economía en la que se planten árboles en lugar de talarlos», basada en la colaboración, en lugar de en la competencia.
La Sra. Bhatt defiende el «principio de las 100 millas» de una economía descentralizada, para acortar la distancia entre el productor y el consumidor, entre el gobierno y el pueblo y, además, reducir la huella de carbono.
«El principio de las comunidades de las 100 millas se basa en comunidades con una escala humana, que permite que se escuchen las voces y se resuelvan los problemas. Cuanto más cortas sean las distancias más responsables somos los unos con los otros», indicó.
Las cooperativas serían más viables en este sistema y los servicios como la sanidad y la banca mejorarían, argumentó. «Nuestras cooperativas tienen un origen local, pero su beneficio directo permite ayudar a personas de todo el mundo», gracias al inmenso capital humano y social del movimiento cooperativo
La aplicación y apropiación de la tecnología es muy importante y permitirá descentralizar la economía de apoyo: «El usuario será propietario, gestor, productor y beneficiario».
Las mujeres serán la clave para crear esta economía de apoyo, pensando en la comunidad y de manera global. «Vivimos todos bajo un mismo cielo, todos respiramos el mismo aire… obtenemos el agua del mismo suelo y los alimentos de la misma tierra». La participación de las mujeres permite aportar soluciones sostenibles, explicó la Sra. Bhatt. «Son trabajadoras, proveedoras, cuidadoras, educadoras y creadoras de redes».
Con estas ideas, la Sra. Bhatt no pretende excluir a los hombres, añadió. «Simplemente confío en una forma de pensar femenina. El ser humano honra lo femenino. La feminidad está relacionada con la naturaleza, no tiene objetivos temporales, sino valores».
Las cooperativas pueden responder a la necesidad de devolver la toma de decisiones a las personas, dijo, y están bien situadas para satisfacer las principales necesidades del mundo: alimentación, vivienda y atención sanitaria.